Esferas Negras_Patricia Nevado
Todas
las mañanas a las
8:00 pm cogía el
metro, tenía suerte
y siempre pillaba el
mismo sitio, en la esquina. Desde allí se veía todo el vagón.
Justo en la cuarta parada, subían siempre una madre con su
niña de apenas 4 años que curiosamente siempre llevaba una prenda roja, ya
fuese abrigo, rebeca, vestido….. Yo la llamaba “La Bella Amapola”.
Se sentaban siempre en los asiento de enfrente. Siempre
llevaba unas canicas en su bolsillo, que a veces regalaba con una sonrisa a algún pasajero. Al
principio me parecía gracioso y adorable, pero al ver lo que sucedía después
empecé a intrigarme.
No había hablado nunca con ellas y creía que debía hacerlo más
por mi salud mental, que me hacía ver cosas extrañas últimamente.
La situación me intrigaba, no siempre, sólo a veces, la niña
se acercaba a algún pasajero con permiso de su madre y con su manita le ofrecía
una canica negra, con una sonrisa la niña decía:
-Es mágica, te la regalo
Entonces la persona la cogía, con mirada triste y sin muchas
ganas, cerraba la mano y la niña se volvía a su asiento con su madre. No paraba
de mirar a la persona con una sonrisa y la persona la respondía .Al abrir la
mano la canica ya no era negra, sino de colores brillantes. El rostro de la
persona triste y amargada cambiaba radicalmente a sonrosado y ligeramente
feliz.
A la mañana siguiente
cuando cogí el metro me senté en los asientos donde ellas se sentaban, para
poder preguntarlas sobre el tema.
Era una tontería pero me sentía nerviosa, no podía parar de
mover las piernas y mirar la hora.
Llegó la parada donde se subían…. ¡Hay madre que nervios!
Allí estaban las dos…. la niña miró el asiento donde me
suelo sentar y frunció el ceño, pero al verme en los asientos donde ellas se
sentaban, sonrió.
Saludé en voz baja:
-Buenos días Bella Amapola….
La niña me miró y se le iluminaron las mejillas. Entonces
pregunté:
-¿Son mágicas tus canicas?
La niña miró a su madre que asintió, y respondió:
-Si
-¿qué magia tienen? Le pregunté
La madre me miró y con voz muy calmada y suave dijo:
-Absorben las almas perdidas que nos atormentan y las mandan
al lugar donde deben estar.
Ahora fui yo quién frunció el ceño….
La niña me cogió de la mano y dijo:
-Mira a tu alrededor.
Ya habían subido varias personas pero, había más gente de lo
normal.
La niña me indicó que mirara a una mujer rubia que estaba de
pie mirando por la ventanilla. A su lado se encontraba un señor sin color, como
una foto en blanco y negro…
La niña se levantó
agarrándome de la mano y fuimos hasta la mujer, con una sonrisa la niña
abrió la mano y le ofreció la canica a la señora:
-es mágica, te la regalo
La mujer la cogió y el señor extraño, como en una película,
se metió como humo negro en la canica. La mujer cerró la mano y nosotras nos
fuimos a nuestros asientos .Abrió la mano para mirar la canica, había cambiado
de color, sonrió y nos miró. Su rostro era otro, alegre y sonrosado.
La luz brillante de la canica entonces se desvaneció y se
volvió roja.
La niña entonces dijo:
-¡ya está libre!
- Ya no hay vuelta atrás, ya eres portadora de las esferas.
La madre sacó un saquito de color rojo de terciopelo y me lo
puso en la mano.
-Ahora te toca a ti liberar almas atormentadas.
Es precioso el relato, se me han puesto los pelos de punta.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarEstoy con una versión más extendida. Ya lo publicaré cuando la termine....o queréis que lo vaya subiendo?
Me encanta !!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Ya subiré más cositas.
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