El mural misterioso.
Llevaba años admirando ese mural que iba cambiando año tras
año. Digamos que era un poco gótico y a veces bastante terrorífico.
Siempre me preguntaba quien hacía esos dibujos, pero nunca
llevaban firmas ni iniciales. Se cambiaban cada Halloween eso estaba segura y
este año quería averiguar quién o quienes lo hacían. Era un poco raro, una
pared donde nadie más dibujaba.
Esa tarde-noche subí a casa y me preparé una mochila, con
agua, un bocadillo, fruta y diversas chuches para los niños. Después de una
mañana loca buscando un sitio cerca del muro pude aparcarlo justo enfrente. Cogí
la mochila y baje toda nerviosa, iba disfrazada de bruja buena. Nunca me gusto
ir de mala.
Estaba anocheciendo y el muro seguía con el dibujo de este
año, que eran una chica vestida de diablesa que pedía ayuda con cara de terror
y estiraba su mano para que la cogieras, mientras un chico vestido de negro, pantalón,
sudadera y con un gorro la agarraba con fuerza y con mirada desafiante..…pareciendo
decir, ni te atrevas a impedírmelo. La expresión de sus caras son tan reales….,
están dibujados estilo comic muy detallistas y sus expresiones muy auténticas. Además
ese dibujo tuvo polémica porque esa misma noche desapareció una chica que iba
así disfrazada en el barrio y se pensó que se hizo por su recuerdo.
Al principio eran dibujos más pequeños y sencillos. Unos
globos volando, un remolino de hojas otoñales, un gato acicalándose, un perro y
un gato persiguiéndose….luego ya pasó a un hombre borracho de espaldas casi
perdiendo el equilibrio y una botella de vino en su mano. Daba la impresión que
se iba a caer de verdad y más de una persona daba un brinco hasta que se daba
cuenta que era un dibujo y se echaba a reír.
Después de un rato ver pasar gente me decidí en meterme en
el coche, ya había repartido todos los caramelos, el frío ya me estaba haciendo
temblar. Estaba cansada de pasear acera arriba y acera abajo. Nadie se acercó
al mural con intención de pintarlo ni nada. Así que me metí en el coche, me
eché una manta encima y me quedé esperando. Ya no pasaba nadie desde hacía
rato, sólo se oía maullar algún gato y pasar algún coche rápidamente.
Mis ojos empezaban a
cerrarse involuntariamente del sueño que me estaba dando.
-
Las doce menos cinco. Aguanto un par de horas y
me largo, me dije.
De repente se oyeron unas voces detrás de mí. Eran de un tío
con gabardina beige calvete y parecía bastante bebido que no paraba de dar
voces y dar golpes a todo lo que se encontraba.
-
Como toque mi coche salgo y le arreo, pensé.
Se iba acercando cada vez más…. Salieron unas chicas de un
portal cerca y este señor por llamarlo de alguna manera, empezó a increparlas e
insultarlas. Ya no pude más y salí impulsivamente del coche. Había cogido la
escoba de bruja. Su palo era de madera maciza y podría ser una buena arma
defensiva.
-
Déjelas en paz o llamaré a la policía!!! Le grite
mientras me acercaba.
El hombre había agarrado a una de las chicas de sus muñecas
y su amiga no paraba de darle patadas y puñetazos para que la soltara, pero el
hombre ni se inmutaba.
Cuando me vio me grito
-
¡¡¡Métete en tus asuntos bruja estúpida!!!!
Pero mi reacción fue empezar a golpearle con la escoba.
Soltó a la chica y con sus brazos se protegía la cabeza para que no le llegaran
los golpes allí. Le arrinconé en el muro y en unas de las pausas agarró la
escoba para quitármela y de una patada le lancé hacia la pared. Parecía que el
muro se le empezaba a tragar…..Las chicas no paraban de gritar y salieron
corriendo. Una mano de mujer salió del muro y me agarró. Yo me eché hacia atrás
con fuerza. Y de allí salió una chica vestida de diablesa con cara de pánico.
Tiré de ella como pude, pero detrás salía un chico de negro agarrándola. Con
tanto forcejeo ya no tenía casi fuerzas. Así que grite a la chica:
-
¡Lánzalo al muro! ¡Lánzalo al muro! .
Mi escoba había desaparecido, así que me quité los zapatos
para defenderme. Entre las dos pudimos hacer que el chico tocara la pared y
esta se lo tragó de la misma manera que al otro señor de la gabardina…
La chica y yo nos miramos sin saber que decir. Ahora en el
muro estaba el hombre de la gabardina y el chico de negro los dos con caras de
furia y terror a la vez. Lancé un zapato que también se tragó el muro y al poco lance el otro que ya
rebotó y cayó al suelo. Miré a la chica y la dije:
-
Llevas un año metida en ese muro…
En ese momento se acercó un coche de la policía advertidos
por las dos chicas que salieron corriendo. Pensaba que me habían dejado tirada después
de todo.. ¿Cómo podía contar lo que había pasado? Me tomarían por loca…
La policía preguntó si estábamos bien y dónde estaba el
hombre de la gabardina, pero sólo nos miramos la chica diablesa y yo sin saber
que decir. Al final, nos quedamos mirando al muro y lo señalamos.
A partir de ahora voy a mirar los dibujos y graffitis de las
paredes de otra forma…
A la mañana siguiente allí estaban en el muro el hombre de
la gabardina agarrando mi escoba de bruja con los brazos estirados por encima
de la cabeza. El chico de negro como si cayera al vacío y mi zapato volando..
En el telediario salió la noticia de la chica desaparecida
hace un año que apareció sin saber dónde había estado.
Tenía que planear algo para el año siguiente, porque si
alguien tocaba el muro, esos dos podrían salir.
¡Hasta el próximo Halloween!
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